La globalización o mundialización está suponiendo una profunda transformación de las estructuras económicas, culturales y políticas, con un cambio de la anterior dimensión espacial y la aparición de centros de decisión por encima de los Estados. En la economía, la política, el poder militar, la tecnología, la información y el Derecho, el marco estatal ha quedado pequeño, superado por ámbitos supraestatales decisorios que condicionan y limitan la capacidad estatal. El Estado-nación no controla las transacciones comerciales y financieras que se realizan a escala mundial, su poder legislativo está sometido a ámbitos internacionales y regionales supraestatales y, además, a fuentes de Derecho procedentes de la sociedad tanto internacional como nacional, que no controla. Los sistemas político, económico y jurídico están interrelacionados y sus transformaciones se manifiestan como crisis de regulación de la complejidad que les afecta. El Derecho administrativo está directamente relacionado desde sus orígenes con las concepciones y modelos de Estado, de modo que se ve afectado en sus principios, instituciones y técnicas por los cambios políticos, ideológicos y culturales que afectan al Estado, de modo que en el nuevo paradigma global y neoliberal, ha de superar las concepciones anteriores y adaptarse a nuevas estructuras de poder supra e infraestatales, fuentes del Derecho e instrumentos reguladores que repercuten directamente en los ordenamientos estatales, potenciando su carácter de técnica de control del poder para garantizar los derechos ciudadanos.