Con los nombres fundamentales como ejemplo y paradigma (Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Horacio Quiroga o Roberto Arlt) puede decirse que Argentina es, a pesar de las grandes novelas que allí se han escrito, un país de cuentistas. El exilio y el anhelo del regreso, tanto a un país como a un pasado; la violencia, ya sea la que se presenta despojada de adornos y suavidades literarias de la crónica policial o la que es sutilmente aceptada como algo natural; el amor, teñido de melancolía y pérdida; el humor duro y seco; la muerte y su construcción como un nuevo campo de batallas y alianzas; o la extranjería como condición inevitable, son algunos de los temas de estos magníficos cuentos. En esta antología hay autores de diferentes edades, estilos, procedencias y residencias. Sin embargo, entre sus textos se generan relaciones sutiles, a veces conflictivas, que sólo pueden explicarse a través del elusivo término de la argentinidad. Así, estos relatos son una puerta de entrada a una literatura que termina pareciéndose, en toda su brillantez y su desconcierto, al país al que alude y del que inevitablemente procede.